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Mundo Primaria (Actividades)

Cuentos infantiles   Actividades : Hora de lectura, de cuentos populares de “Mundo primaria”. ·        La casa de Halvar ·        Ganó el más listo ·        El rey confiado La casa de Halvar Adaptación del cuento popular de Suecia Hace más de cien años, en Suecia, vivía en una hermosa y verde colina un gigante llamado Halvar. A pesar de ser un hombre mucho más grande de lo normal, nadie le tenía miedo. Todos los habitantes de los alrededores le querían y respetaban porque era un gigante bueno y generoso. Lo que más amaba Halvar era hacer feliz a la gente. En cuanto tenía oportunidad regalaba todo lo que tenía incluso aunque él se quedara sin nada. De hecho, era un gigante muy pobre que apenas tenía para comer pero que a pesar de todo se consideraba un tipo afortunado. Con la llegada del buen tiempo Halvar se sentaba en la puerta de su humilde aunque enorme casa de madera, y con una gran sonrisa saludaba a

CUENTOS

En esta página encontraras cuentos recopilados. La idea es compartir desde aquí todos estos cuentos para alegrar y divertirse con amigos. 😊😋

LECTURA

Historia de una Princesa, su papá y el Príncipe Kinoto Fukasuka Esta es la historia de una princesa, su papá, una mariposa y el Príncipe Kinoto Fukasuka. Sukimuki era una princesa japonesa. Vivía en la ciudad de Siu Kiu, hace como dos mil años, tres meses y media hora. En esa época, las princesas todo lo que tenían que hacer era quedarse quietitas. Nada de ayudarle a la mamá a secar los platos. Nada de hacer mandados. Nada de bailar con abanico. Nada de tomar naranjada con pajita. Ni siquiera ir a la escuela. Ni siquiera sonarse la nariz. Ni siquiera pelar una ciruela. Ni siquiera cazar una lombriz. Nada, nada, nada. Todo lo hacían los sirvientes del palacio: vestirla, peinarla, estornudar por... –atchís–, por ella, abanicarla, pelarle las ciruelas. ¡Cómo se aburría la pobre Sukimuki! Una tarde estaba, como siempre, sentada en el jardín papando moscas, cuando apareció una enorme Mariposa de todos colores. Y la Mariposa revoloteaba, y la pobre Sukimuki la miraba de reojo porque no le e